¿Es necesario conceder todos los caprichos a l@s niñ@s? ¿Hasta dónde llegan los padres de hoy en día por conseguir el juguete que quieren sus hijos? ¿Estamos creando niños caprichosos y consumistas?
Muchos padres satisfacen todos los caprichos de sus hijos, sobre todo en cuanto a juguetes y regalos se refiere. Vivimos en una época en la que los deseos de los niños han cambiado, son más ambiciosos y exigentes y no se conforman con los pequeños detalles, estamos educando en el valor de lo material, de que la felicidad se obtiene por medios materiales (juguetes, ropa, zapatos…) y en el valor de aportar más y más caro que nos deje por encima del resto.
En plena época de Navidades, cuando los padres se desviven por satisfacer a sus hijos nos preguntamos: ¿todo vale para complacer los deseos de l@s más pequeñ@s? ¿Qué ejemplo estamos dando a l@s niñ@s con esta actitud? ¿Qué pasa si el regalo que nos pide nuestr@ hij@ está agotado en todas las tiendas y grandes superficies? ¿Es malo que los hijos no reciban lo que quieren?
EL REGALO PROMETIDO
Seguro que much@s habéis visto u oído hablar de la película “Un padre en apuros”, protagonizada por Arnold Schwarzenegger y cuyo argumento trata sobre la aventura que vivirá para conseguir el regalo que ha prometido a su hijo por Navidad para así compensar su extensa jornada laboral que provoca que llegue tarde a las clases de kárate de su hijo.
Dicen que muchas veces la realidad supera la ficción y algo parecido sucede todos los años en Navidad, donde todos los niños quieren el mismo juguete y los padres se desviven por conseguirlo.
Hace algunos años la sipnosis de la película de Schwarzenegger se produjo en la vida real por el fenómeno Monster High (dibujos sobre las hijas adolescentes de los monstruos más famosos de la historia, Drácula, Frankestein, La Momia…).
A pocas semanas de la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos, decenas de padres hacían colas diarias en las tiendas de juguetes e hipermercados para comprar a sus hijas estas famosas muñecas y, en muchos casos, a pesar del tiempo que estaban esperando, se quedaban sin conseguirlas, incluso, algunos padres llegaron a pelearse por conseguir la muñeca deseada por su hija. Gritos, empujones, lloros y forcejeos fue lo que ocurrió entre algunos padres cuyo objetivo final era regalar a la niña el juguete que quería.
Fue tal el fenómeno que se formó en torno a estas muñecas que algunos establecimientos se vieron obligados a repartir números y establecer unas normas de limitación de compra para que los clientes pudiesen conseguir las famosas muñecas que agotaron en tiempo récord de las estanterías de todas las tiendas.
Estas muñecas de la marca Mattel causaron furor entre las niñas de medio mundo, pero, por extraño que parezca, no tuvieron excesiva publicidad en la televisión sino que su éxito vino gracias a series de televisión, novelas, revistas y sobre todo a las redes sociales y al boca-oreja entre las niñas, sin duda la mejor promoción que podían tener estas góticas muñecas.
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Todo un mundo de productos de merchandising y técnicas de marketing rodearon a estas muñecas que acabaron destronando a la popular y clásica Barbie. Hoy en día Mattel sigue fabricando estas muñecas pero su éxito no es tan grande como el de años anteriores, aunque siguen conservando su público y algunos coleccionistas las califican de muñecas diferentes y muchas de ellas exageradamente originales.
(Clica aquí si quieres ver las muñecas y productos de Monster High que tenemos en nuestra web).
LA NAVIDAD Y EL JUGUETE ESTRELLA
Todos los años, en la época de Navidad hay un juguete estrella, un juguete que desaparece de las tiendas y grandes almacenes, un juguete que es deseado por todos l@s niñ@s y que hace que los padres se desvivan por conseguirlo. ¿Y esto a qué es debido? La publicidad y la televisión influyen a la hora de que l@s pequeñ@s escriban su carta a Papá Noel y a los Reyes Magos, pero las modas infantiles influyen más.
Cuando un juguete se vende más de lo que piensa el fabricante, el deseo por conseguirlo aumenta, los padres lo comentan y eso hace que la gente lo quiera.
Juguetes como el Furby son otro ejemplo de un juguete que en las navidades de años anteriores fue todo un éxito, incluso, fue un juguete estrella hace más de 15 años, aunque nunca ha formado el revuelo que se formó con las famosas muñecas Monster High.
Las licencias de películas o series de televisión también influyen en los juguetes de cara a Navidad, como pasó con la muñeca Elsa de la película Frozen, creada por Mattel y que se convirtió en un éxito hace unos años, o las muñecas Bratz de Bandai, que fueron las que iniciaron la moda de las muñecas con un estilo menos clásico. Fue tal el éxito de estas muñecas que incluso se hizo una película sobre ellas que se estrenó en el año 2007.
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Peppa Pig, la cerdita más famosa de la televisión también ha sido popular en Navidad. Su éxito quizá es debido a que l@s niñ@s se identifican rápidamente con ella ya que hace cosas básicas que hacen l@s pequeñ@s como ir al cole, al parque, jugar con amigos… Tanto Peppa Pig como algunos de sus diferentes accesorios han desaparecido de tiendas y grandes superficies en ésta época.
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Hay profesionales que afirman que “si los niños escribieran su carta en septiembre pedirían juguetes genéricos como un balón, un muñeco, un coche…pero cuando la escriben en diciembre ponen nombre y apellidos al juguete que quieren porque lo han visto en anuncios y piensan que ése es el que les hará felices”.
¿RECIBEN DEMASIADOS JUGUETES LOS NIÑOS?
Todos conocemos los múltiples beneficios que tienen los juguetes tanto para niños como para mayores, fomentan la alegría, la creatividad o el aprendizaje (te invitamos a leer nuestro post sobre la importancia de jugar), pero ¿es necesario regalar juguetes en exceso?
En los últimos años, los padres tienden a bombardear a los niños de regalos para suplir el poco tiempo que pasan con ellos. Esta tendencia ha sido bautizada como “Síndrome del Niño Hiperregalado” y, aunque se realiza durante todo el año debido a cumpleaños, buenas notas, fin de curso…, aumenta en Navidad o Reyes.
Las consecuencias de esta actitud son negativas para los pequeños ya que los estamos iniciando en el consumismo y en el egoísmo, restando importancia al esfuerzo y a la generosidad y haciendo que se vuelvan caprichosos y avariciosos, asociando las muestras de afecto a recibir algo material y que, al no recibirlo, pueden llegar a pensar que no son queridos. Hay que tener en cuenta que cuando los niños tienen de todo no lo saben valorar ni disfrutar. Aprenden a acumular cosas pero no a disfrutar de ellas y nada les termina de satisfacer.
Los expertos coinciden: “¡Cuántos más juguetes, menos ilusión!”.
Recibir un exceso de juguetes hará que los disfruten durante uno o dos días y luego no les harán caso ya que siempre terminarán jugando con lo que jugaban anteriormente, con objetos del día a día o incluso con los padres, que al final es lo que prefieren l@s pequeñ@s.
¿LOS NIÑOS NACEN O SE HACEN CAPRICHOSOS?
Muchos padres que buscan crear “una infancia feliz” para su hij@, tratan de satisfacer todos sus deseos, lo que se convierte en el primer paso para que los niños se vuelvan caprichosos.
“Mamá, quiero ver la televisión toda la tarde”, “me compras…”, “hoy no me quiero bañar…”. Éstos son sólo algunos ejemplos de las peticiones que los padres conceden a l@s pequeños con el fin de evitar rabietas.
L@s niñ@s, a partir de los dos años empiezan a convertirse en caprichosos ya que no entienden de reglas ni de límites. Acceder a todas las peticiones de nuestros hijos provocará que comiencen a exigir sus demandas, se acostumbrarán a que, si quieren algo, los papás irán corriendo a dárselo y si no se cumplen se volverán groseros, llorarán, no obedecerán…y ahí comenzarán las famosas y temidas rabietas.
Las rabietas son un problema bastante común en todas las familias y lo que hay que hacer es que esta actitud no se convierta en el comportamiento habitual de l@s pequeñ@s.
No valorar lo que tiene y siempre querer más, son las características que definen a los niños caprichosos. Conseguir lo que quieren con muy poco o ningún esfuerzo les impide apreciar el valor del trabajo, de la disciplina y de los buenos comportamientos.
Tenemos que averiguar cuáles son las necesidades reales de nuestros hijos y qué hacer cuando quieren gratificaciones o cosas que no necesitan o no pueden tener.
Los niños caprichosos, con sus exigencias, aprenderán que todo vale con el fin de conseguir lo que quieren. Cuando un niño es caprichoso no sabe pensar en los demás, solo piensa en lo que quiere y que lo quiere ya.
Los profesionales en psicología indican que “no frustrar a nuestr@s hij@s es malcriarlos, es propiciar que sean unos consentidos”.
También influye el ritmo de vida que llevan actualmente los padres ya que ambos trabajan y tienen poco tiempo para disfrutar y jugar con sus hijos lo que conlleva que les consientan lo que piden y eviten darles un “no” por respuesta para así sentir que compensan el poco tiempo que pasan con ellos.
LOS NIÑOS Y EL CONSUMISMO
Vivimos en una sociedad basada en el consumo y en lo material, lo que hace muy difícil educar a los niños. Hay padres que llegan a sentirse culpables si no regalan a su hij@ el juguete que pide.
La presión social, los anuncios publicitarios, las comparativas, las ambiciones de los niños…condicionan a los padres ya que es difícil ir en contra de las tendencias actuales lo que provoca que cedan para consentir todo los que sus hijos piden.
Hoy en día lo queremos tener todo y no nos gusta privarnos de nada: los aparatos electrónicos de moda, las zapatillas más modernas, los últimos juguetes que salen al mercado…y esta realidad también se ve reflejada en los más pequeños que también quieren y tienen de todo. Acumulamos cosas en exceso y no nos damos cuenta de que nos estamos privando y les estamos privando a ellos de los valores humanos como el cariño, la atención y la compañía.
Actualmente las demandas creadas a través de programas de televisión y anuncios de publicidad no son los únicos responsables de que los niños sean más consumistas, los padres son el primer referente en el que se fijan los niños, son ellos los que generan sus necesidades, su actitud determinará el valor del consumo para los pequeños.
¿Recuerdas la película “Niño Rico” protagonizada por Macaulay Culkin? Richy era un niño multimillonario cuyos padres no paraban de trabajar. Tenía de todo de todo en su mansión, una montaña rusa, una hamburguesería, hasta Caludia Shiffer era su profesora particular de gimnasia…pero le faltaba lo más importante, amigos con los que jugar y tiempo para disfrutar con sus padres.
Los regalos adquieren valores simbólicos y nos resulta más fácil expresar el afecto o llenar los vacíos que provocamos en los niños a través de objetos que no necesitan.
¡EL MEJOR REGALO QUE PODEMOS HACER A NUESTR@S HIJ@S ES PASAR TIEMPO CON ELLOS!