A veces el coleccionismo es considerado una verdadera majadería por parte de la opinión pública pero, ¿hasta qué punto tienen razón? Analizaremos los verdaderos aspectos de patología que tiene el coleccionismo e intentaremos desmontar algunos mitos de creencia popular.
EL RECUERDO DE UNA INFANCIA FELIZ
Aunque cada vez menos, las muñecas ocupan gran parte de nuestra infancia. Estos objetos se convierten, por tanto, en estandartes silenciosos y muy bellos de un tiempo pasado que para muchas personas fue uno de los más felices de su vida.
Cuando somos pequeños, las muñecas forman parte de nuestro ambiente y nos ayudan a mejorar ciertos valores y aumentar aspectos fundamentales del crecimiento como la empatía -cuya peligrosidad implícita trataremos más adelante en este mismo post-. Las tenemos siempre presentes a la hora de jugar y copan gran parte de los regalos que nos llegan en Navidad.
A priori son un precioso símbolo de nuestra infancia, pero diferentes aspectos culturales han calado en el tejido social y muchas personas al crecer comienzan a asignarlas a sentimientos negativos. Es por esto, por lo que hay un gran número de ciudadanos que consideran enfermos mentales a aquellos que coleccionan objetos relativamente espeluznantes para ellos. «Yo no podría vivir con eso, ¡es de estar mal de la cabeza!».
Intentemos analizar si estas personas tienen razón y los coleccionistas son todos enfermos mentales que han de acudir a un tratamiento cuanto antes o, por el contrario, los enfermos dentro del coleccionismo pueden contarse con los dedos de una mano.
COLECCIONAR MUÑECAS Y SALUD MENTAL
A pesar de lo que la sabiduría popular suele indicar, el coleccionismo a grandes rasgos no es un problema mental como tal; todo dependerá de diversos factores a tener en cuenta en los diferentes casos de coleccionismo.
En un principio, coleccionar muñecas no es una patología negativa, de hecho, muchos estudios afirman que el coleccionismo libera de estrés a personas que realizan este tipo de práctica. Eugenia, de Gijón, comentaba en el blog Broadly que «Coleccionar Nancys me relaja y me hace desconectar de lo menos agradable de la vida.»
El problema surge cuando esta práctica se torna un tanto siniestra debido a la metodología de la colección o al contenido de la misma. Por ejemplo, coleccionar exclusivamente cabezas de muñeca arrancadas de cada muñeca con un rito de extracción que contenga tintes de creencias mágicas, podría ser un indicio de algún grado de personalidad esquizoide. Hemos puesto un ejemplo exagerado para diferenciar de manera clara a un coleccionista con problemas de uno sano, pero ha de quedar claro que coleccionar muñecas no te convierte en algún ser perverso ni enfermo mental; no todos somos «El coleccionista de muñecas», ¿verdad?
LA FIEBRE REBORN
Durante los últimos años ha ido creciendo un tipo muy concreto de coleccionismo dentro del mundo de la muñeca: Los bebé Reborn.
COMPRAR LOVELY REBORNA pesar de su gran fama, casi nadie sabe realmente lo que es un Reborn y qué orígenes tiene este tipo de muñeca. Aprovechando esto, muchos fabricantes han decidido incluir esta palabra en su catálogo por puro marketing, sin tener ningún producto que ofrecer con las características puristas de lo que supone una muñeca Reborn.
Esta muñeca gusta mucho tanto a mayores como a peques por el gran realismo que tienen y por ser tan popular en el boca a boca. Youtube e Instagram son dos redes sociales que han ayudado a hacer crecer esta moda de manera escandalosa.
La fiebre Reborn tiene dos vertientes bastante características de su movimiento: La terapia y el coleccionismo.
Siendo esta última la más común, la vertiente coleccionista de los Reborn fue la que comenzó a dar a conocer el mundo Reborn fuera de las lindes de la afición a las muñecas, llegando a madres, hijas y abuelas y enamorando a todo aquél que se encontraba en el mundo. En Valencia se realiza una exposición de este tipo de objetos -verdaderas obras de arte- de manera anual para que los coleccionistas puedan encontrar la pieza que buscan. Si bien, lo normal es que los coleccionistas incluyan en su colección de muñecas bebé un Reborn como mínimo.
Aprovechamos para recordaros que aunque muchas personas adquieran un reborn para los peques de la casa, estos no son un juguete y recomendamos que no se destine un Reborn para juego infantil, pues es una pieza de coleccionismo.
En este blog explicamos la utilidad de un Reborn para las terapias de duelo por un hijo fallecido, cuyos resultados son positivos en un periodo corto de tiempo pero que transforman en muchos casos este duelo en una obsesión por la evasión de la realidad con estos Reborn, es decir, que las personas tratadas comenzaban a tratar al Reborn como un hijo y no como lo que es realmente para intentar llenar el vacío de sus corazones rotos con el inexistente cariño de una escultura de vinilo ó silicona.
CUANDO DEJA DE SER UN JUEGO
Tener muñecas es maravilloso. Muchas tienen diseños exclusivos que embellecen los rincones de la casa si saben colocarse de manera elegante. Si tenemos muchas, podemos exponerlas de formas que encantarán a nuestros invitados y atraerán todas las miradas curiosas de nuestras reuniones. Pero ¿qué pasa cuando comienzan a formar parte de nuestras actividades diarias casi como una obligación?
COLECCIONAR MUÑECAS: SER EMPÁTICO ES PELIGROSO
A ti, que eres empátic@, jamás se te ocurriría arrancar un brazo a una muñeca, estirar de sus pestañas o pintarle el cuerpo con bolígrafo. Este rasgo tuyo es estupendo, pero también puede ser un arma de doble filo en momentos decisivos de nuestra vida, cuando somos más vulnerables, la empatía puede resultar en un comportamiento maníaco o errático en diferentes áreas de nuestra vida cotidiana. en los coleccionistas ocurre lo mismo, pero extrapolado en sus colecciones. Por ejemplo, cuando una mujer comienza a no discernir entre realidad o fantasía con su colección de Reborns, sí que podemos afirmar que esta persona padece un problema -¡y la ha llevado ahí su alto nivel de empatía!-.
Esto sólo suele ocurrir en casos de coleccionismo de muñecas bebé, aumentando dichos casos en los coleccionistas Reborn cuyas vidas estén comprometidas por un proceso de duelo (infertilidad, no-natos o recién nacidos fallecidos, entre otros).Cuando se adquiere un Reborn para un proceso de duelo que se alarga en el tiempo, deja de convertirse en una simple práctica de «coleccionar muñecas» para convertirse en la suplencia de una carencia acusada en sus vidas. En estos casos, cuando esto se torna obsesión y forma parte de su rutina es cuando se recomienda la visita a un especialista para que se pueda determinar con mejor ojo clínico si esta persona padece realmente un problema.
QUE NO CUNDA EL PÁNICO: COLECCIONAR MUÑECAS NO ES DE ENFERMOS
En conclusión, hemos visto el coleccionismo no es en sí una práctica nociva si no se llegan a extremos obsesivos, esquizoides o maníacos y puede llegar a ser beneficioso para nuestros niveles de estrés. Podéis informaros de manera más amplia en páginas que explican el perfil del coleccionista -que no necesariamente ha de coleccionar cosas- y echando un vistazo a todos los aspectos posicológicos que derivan de esta condición que pueden ser tanto positivos como negativos. ¡Todo depende de cómo llevemos a cabo nuestra colección!
Recordad siempre estos argumentos a la hora de hablar con cualquier persona que quiera meteros en el saco de los enfermos mentales sin a penas haberse documentado siquiera del perfil clínico del coleccionista. Además, el escoger muñecas para coleccionar denota que se tiene un alma cálida de niñez perpetua e inocencia que seguro mucha gente de tu entorno te ha comentado que tienes. ¿Qué hay de malo en ser dulce e inocente?
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Y tener sexdoll también denota una personalidad infantil, niño de pecho?