Ésta es Nancy Playa, una reedición de Famosa del año 2017 basada en la muñeca que se comercializó antiguamente en la década de los años 70.
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Su bonito conjunto formado de pareo y bikini de flores, junto a su pañuelo rosa en la cabeza, gafas, pendientes, bolso y zuecos, la hace ser la muñeca ideal para disfrutar contigo de un día de playa tomando el sol tumbados sobre la arena.
A continuación podéis leer nuestro cuento de Nancy Playa, una bonita niña a la que le encanta el mar. Esperamos que os guste.
Cuento de Nancy Playa
Érase una vez una niña muy guapa llamada Nancy que vivía muy cerquita de una playa. Le gustaba ir allí a tomar el sol, bañarse y hablar con sus amiguitos (animalitos habitantes de la playa). Le entusiasmaba tanto, que la gente empezó a llamarle Nancy Playa, ya que acudía a diario, siempre que no tuviera que ir a la escuela.
Esta playa era muy especial porque estaba muy cuidada. La arena estaba muy limpia, y el agua era cristalina, tanto que desde arriba de una roca podías ver el fondo del mar perfectamente. Aunque te alejaras de la orilla hacia dentro del mar, lo veías todo de forma muy nítida.
Nancy Playa era amante de los animales y tenía un don muy especial desde muy pequeñita: podía hablar con ellos como si de personas se tratase.
Como cada día, quería pasear por la orilla de la playa. Esta vez era fin de semana y no tenía que ir al cole, así que se levantó bien prontito y le dijo a su mamá que por favor le pusiera el desayuno cuanto antes porque se iba a la playa. En cuanto acabó de vestirse, desayunó rápidamente, le dio dos besitos a su mami y se apresuró a salir para llegar cuanto antes.
La zona que más le gustaba era donde había dos salientes formados por rocas, los cuales reducían el oleaje del mar considerablemente, lo que creaba un área tranquila para ciertos animalitos.
La chica se acercó a las rocas y dijo:
- Buenos días Clac Clac. – Refiriéndose a su amigo cangrejo, que se llamaba así porque no paraba de hacer ese ruido con sus tenazas.
- Hola Nancy, ¿cómo estás? – respondió el cangrejo.
- Muy bien, gracias. Hoy ya me he puesto el bikini porque tenía muchas ganas de venir para nadar un ratito.
- ¡Genial!, yo estoy comiendo unas pocas algas para desayunar.
Dejó su toalla en la arena y se metió en el agua.
- ¡Qué fría está! – dijo con una voz algo temblorosa.
- No te preocupes Nancy, enseguida te acostumbrarás. – Le respondió Pepe, un pez perteneciente a la especie llamada Dorada, padre de treinta hermosos pececitos que siempre iban con él. – Debes nadar sin parar y en un minuto ya no tendrás frío.
- ¡Hola Pepe! – Saludó sorprendida Nancy – No te había visto. Gracias por tu recomendación. Voy a nadar hasta aquella roca y ahora vuelvo.
Se puso a agitar brazos y piernas rápidamente hasta llegar a la roca que había dicho y volvió a la misma velocidad.
- ¡Vaya, Pepe!, tenías razón, ya no tengo frío. Me encuentro fenomenal.
Desde la arena empezó a mirar a un lado y a otro de las rocas, se quedó pensativa y preguntó a Clac Clac:
- ¿Dónde está el señor Patas Largas?
Patas Largas era un pulpo anciano al que ya le costaba moverse.
- Creo que está debajo de aquella roca. – Respondió el cangrejo.
La niña se puso sus zuecos y se puso a andar por encima de las rocas hasta llegar a la que le había dicho Clac Clac.
- ¡Patas Largas! – llamaba Nancy – ¡Patas Largas! – Insistía.
- ¿Nancy? ¿Eres tú? ¿Dónde estás?
- Aquí arriba, fuera del agua.
Patas Largas salió de su roca, miró hacia arriba y, aunque su vista ya estaba demasiado cansada debido a su vejez, pudo verla.
- ¡Hola Nancy!
- ¡Hola! ¿Qué haces tan escondido debajo de esa roca?
- Ayer por la tarde unas personas vinieron a la playa y tiraron una lata a las rocas desde la orilla, con tan mala suerte que me dio a mí en la cabeza, y hoy me encuentro mareado.
- ¡Cuánto lo siento! Espero que te recuperes pronto.
Fue pasando el tiempo, Patas Largas se recuperó, pero cada día que iba pasando había más gente, y la playa estaba cada vez más sucia. Los visitantes no recogían la basura que dejaban en la arena y, parte de esa basura, acababa también en el agua, sobre todo debido a la subida de la marea nocturna del agua, que arrastraba los desperdicios hacia dentro.
Un día el pez Pepe le dijo a Nancy Playa que las estrellas de mar que vivían en esa zona se habían ido a vivir a otro lugar porque se quejaban de que el agua estaba cada vez más sucia. Nancy se puso muy triste, no sólo por lo de las estrellas, sino también porque estaba dándose cuenta de que su paraíso estaba cada vez más deteriorado.
Empezó a sufrir jaquecas, a estar más nerviosa y no poder dormir por las noches. Aun así, cada día iba a visitar a sus amigos.
Pero todo tiene un límite. Comenzaron a ocurrir situaciones demasiado peligrosas: El pulpo Patas Largas se hizo un corte en una de las patas con una botella de cristal rota, la gaviota Brisa se intentó comer el tapón de una botella y casi se atraganta, y el mejillón Antonio enfermó durante dos días por ingerir aceite que un motorista dejó caer porque dejó aparcada la moto en la orilla.
Y llegó el día que tenía que llegar. Nancy Playa despertó un día en su cama muy agitada gritando:
- ¡Basta ya!
Se puso a pensar soluciones.
- Esto hay que solucionarlo como sea. Si todo sigue así la playa dejará de ser un lugar bonito y los animales no podrán vivir allí. – Reflexionó – Voy a buscar alguna solución por Internet.
Rápidamente salió de su habitación y buscó a su madre. - ¡Mamá! ¿Me dejas tu Tablet para buscar algo en Internet?
- Sí hija – respondió la madre – la tienes en la cocina, encima de la mesa.
En un abrir y cerrar de ojos, Nancy Playa ya estaba de vuelta en su habitación con la Tablet tecleando en el buscador:
- “so-lu-cio-nes pa-ra que la pla-ya es-té lim-pia”
Y el buscador le mostró el resultado.
- ¡Madre de Dios! ¡12.824 resultados!
Después de una hora investigando, y tras agotarse la batería de la Tablet, Nancy llamó a amigos suyos del colegio para que le ayudaran a limpiar la playa. Todos querían mucho a Nancy, así que, sin dudarlo, limpiaron toda la playa de suciedad.
Luego dijo:
- Aunque hayamos limpiado la playa, volverán a venir personas que la ensuciarán.
Así que, con ayuda de adultos, Nancy colocó carteles en la playa donde decía que no dejaran basura, que la metieran en bolsas y se las llevaran para tirarlas en contenedores de basura. Y, en esos mismos carteles, también ponía que no aparcasen motos ni otros vehículos en la playa, que los dejaran cerca de la carretera.
Y, por fin, la playa volvió a estar limpia y ser segura para los animales que vivían en ella. Además, la gente que vivía cerca se comprometió a vigilar que todo seguiría estando en buenas condiciones siempre.
Ahora, todos los animales habitantes de la playa vuelven a estar tranquilos y felices, incluso las estrellas de mar han vuelto a trasladarse a esa playa. Y todo esto gracias a una niña que quiso solucionar un problema que ella no había creado: La hermosa Nancy Playa.
Si tú también quieres disfrutar de un mar en buenas condiciones, haz como nuestra amiga Nancy Playa: respeta la naturaleza que te rodea.